Cultura

Los Cocolos & los Guloyas


Los cocolos son  inmigrantes de las Antillas Menores inglesas (principalmente Anguilla, St. Kitts,  Nevis y también Antigua, Tórtola etc.), que, desde finales del siglo XIX, llegaron a República Dominicana (principalmente a San Pedro de Macorís, junto a La Romana, Santo Domingo y Puerto Plata) como trabajadores en los cañaverales e ingenios de la floreciente industria azucarera. Vienen del cruce racial de antiguos esclavos traídos de África con colonizadores británicos y por su dedicación, seriedad y afán de superación han recibido el reconocimiento de la sociedad civil local, integrándose exitosamente. Hoy, mantienen su originaria identidad cultural únicamente en los enclaves de San Pedro de Macorís y La Romana (también si progresivamente rarefacta, englobada por los tiempos modernos y los cambios generacionales).




El término cocolo es de origen incierto. La opinión predominante lo atribuye a un error de pronunciación del nombre de la isla Tórtola; alguno se refiere a una alteración de la expresión congolo (“venido del Congo”); otros destacan la derivación portuguesa desde el término coco – forma de designar al hombre negro de África, que los españoles incluyeron en su vocabulario al involucrarse con la trata de esclavos.

Los cocolos trajeron consigo su música, danzas, religión, gastronomía y singulares usanzas populares derivadas por la conmistión de prácticas africanas y tradiciones inglesas, las cuales se unieron a la variada diversidad cultural dominicana creando, entre otro, un rito folklórico único – los Guloyas. Consisten en unas representaciones callejeras en las cuales la música y todos los movimientos y pasos de danzas son de puro corte africano; sin embargo, cuando los bailes son dramatizados, la mayoría de los argumentos están pero basados en lecciones bíblicas o en leyendas británicas. Anteriormente solamente se presentaban en época navideña; hoy han recibido una contaminación carnavalera y también pueden corresponder con la celebración de fiestas patrias y religiosas dominicanas.



Los Guloyas exhiben llamativos trajes repletos de colorines, espejitos y cascabeles, junto a un majestuoso sombrero de varios pies de largo, realizado con plumas de pavo real; portan también las temibles vejigas de toro de la tradición carnavalesca dominicana y largos fuetes. El conjunto orquestal cocolo que los acompaña está formado por un base drum (bombo), un kettle drum o drummer (redoblante cocolo) y un triángulo, con la inclusión a veces de una flauta. Estos instrumentos rítmicos no se emplean en otros carnavales del País y parece que son tambores militares británicos adoptados por los esclavos africanos. El bombo que se toca en La Romana es mucho menor que el de San Pedro de Macorís.

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